¡venga venga, arrejúntense un poquito!
¡Qué manes más van a ser pues! Los de acá a la vuelta, los de aquisito no más, los de párame bola, los de te toco más alto pa ver si te callas pues chucha, los que escriben en papel higiénico y luego bajan la válvula, los que escribiendo se detienen para vivir un ratito, los muertos que se creen poetas y los que no se creen también.
¡Más claro!,
para todo aquel que, por los menos un segundo en su vida, creyó en darle chance a la inmortalidad.
La góndola estancada
Eres mi vida toda
Mundo niño
Color Verde
El Peso
Droga
Esperando
se hacen de hierro los espejos
los amantes se esconden en conciencias trasnochadas
y una flor se queda sin qué contar
Cuántos errores cuentan para un adiós
Cuántos perdones, para liberar al ser de la razón
Siento que un día volveré por partes a tu vida
Ese mismo día, dejaré a tu puerta mi corazón
No me fui
Así pasan las horas, los días, los años; sigo volando cada vez más lejos de ti, pero aún no aterriza el maldito avión.
Niño se pierde
La mira presta en un cañón de circo de esos que apuntan al infinito
Por los filos de veredas desahuciadas, cuántas veces caminó
Sin perder en el desahucio su camino, ni en la acera su destino
Ni en el tren su corazón.
Quién dijera que ya no se lo ve por estas tierras,
Caminando sin fronteras
Quién dijera
Que lo han visto que sueña con sus sueños, que anhela sus anhelos.
Que cuando regala un centavo por la calle o a un extraño una sonrisa
Siente que camina en las cornisas mercando con su propia vida a cambio de algún detalle.
Quién dijera
Él se perdió
Hoy el macho de frente amplia, de mente abierta y de lengua larga
Se sienta dos veces por semana a esperar que lo levante el miedo
Qué no ves que casi siempre un enredo con un sólo dedo se desata
Niño no dejes de hacer caso a las olas, córtate el pelo y esa corbata
Que así cuando sonríes se delata que alguna vez hubo una estación.
Y que aún espera ahí sentada la novia de tu esperanza, la amante de tu pasión.
misterio
¿Has notado que un buen poema causa un efecto llenador que amansa los antojos producidos por aquella dieta humana (salvaje) de explicar la vida con cocktails precocidos de dos o tres verdades absolutas? Hacer dieta es bueno, pero vamos... ¿Quién se muere de una sobredosis de misterio? Un buen poema parece que rellenara ciertos vacíos, ciertas ganas de algo, cierto morbo, pero al final no hace más que plantearnos un mundo más misterioso que el que quisimos resolver en un principio. Ojalá nunca se nos acabe el misterio de la vida.
“En algún lugar debe haber un basural donde están amontonadas las explicaciones. Una sola cosa inquieta en este justo panorama: lo que pueda ocurrir el día en que alguien consiga explicar también el basural”
Julio Cortazar
Nada es tan grave
En pleno vuelo la razón no se precipita, las ideas no aceleran sino que planean dejándose caer en un profundo instante de única y más pura pasión. Son ideas que montan vientos, se formulan y deshacen entre remolinos que observan, jueces implacables de la única regla básica del juego de ser libres. Y mientras juegan revelan lo imposible, aquello que a todos se nos pierde en algún momento, eso que se exilia de los huesos, cuando al mirarnos al espejo, cometemos ese gran error de darle vuelta a la espiral y decir “estoy vivo”. Tanto verse en su reflejo Narciso, para dar con que no se encuentra.
Damos tantas vueltas como trompo pisando nuestras propias cabezas y nuestro propio intelecto, nombrándonos mil veces y reconociéndonos sobre los ya nombrado, para acabar sumergidos en una capa impermeable de parches que lo único que oculta es la noble y genuina desnudez del alma.
Pero en vuelo me doy cuenta de que aún sigo aquí, volando. Y a veces encuentro a otros junto a mí y sonrío. Es un dulce sentimiento de vértigo que me coloca al filo de la muerte solamente para mostrarme que nada es tan grave, y en virtud de mi aprehensión puedo seguir volando.
Juan
de Fernando Artieda, maestrazo. (un trocito no más porque es largo, jeje)
siguiente muerte
de coágulos de sangre, de alcohol, de crack, de nicotina.
De todo por tu gracia, de nada cuando quieras,
de besos infalibles, de lagrimas pendejas,
De todo cuanto sea por no entregarme ciego
para volarme la vida, para no morir de nuevo
Juan